ADAM SMITH Y LA MANO INVISIBLE


1.1 Mano invisible, Costo de oportunidad - 2018106 Lopez Nancy K.

Adam Smith, es quizá el más famoso economista del mundo, de hecho, es considerado el padre de la economía moderna al ser el autor intelectual de una teoría que combina la historia, la naturaleza humana, la ética y el desarrollo económico de manera ejemplar. Este autor nació en 1723 en la pequeña ciudad escocesa de Kirkcaldy, justo al norte de Edimburgo, y fue el hijo único de un padre que murió pocos meses antes y de una madre que vivió hasta los noventa años.
A los 14 años, Adam Smith obtuvo una beca para estudiar en la Universidad de Glasgow y más tarde otra para la Universidad de Oxford. Fue uno de los filósofos más importantes de su época y pronunció conferencias sobre ética, teología natural, jurisprudencia y economía política. Fue discípulo de Frances Hutcheson, amigo de David Hume y Francois Quesnay, y consta que sus discípulos viajaban de varios países europeos a escuchar sus ideas progresistas sobre la filosofía moral que fue la base de la ética kantiana. 
Adam Smith es uno de los economistas más recordados de la historia, pero no por ello su obra ha sido bien interpretada. Su nombre trae de inmediato a la memoria la expresión "mano invisible", que según algunas interpretaciones indica que el comportamiento egoísta individual lleva inexorablemente al bienestar colectivo. El asunto sería irrelevante si en aras de la simplificación no se sacrificara el fin de la investigación de Smith: el tema de la justicia.
LA MANO INVISIBLE
La mano invisible es una metáfora económica creada por el filósofo Adam Smith que expresa la capacidad de ayudar al libre mercado. Fue acuñada en su Teoría de los sentimientos morales (1759), y popularizada gracias a su obra magna, La riqueza de las naciones (1776), a pesar de que sólo aparece una vez en cada uno de dichos textos:
"Los ricos sólo seleccionan del montón lo más preciado y agradable. Ellos consumen apenas más que los pobres, y a pesar de su natural egoísmo y avaricia, aunque sólo buscan su propia conveniencia, aunque el único fin que se proponen es la satisfacción de sus propios vanos e insaciables deseos, comparten con los pobres el fruto de todos sus progresos. Son conducidos por una mano invisible a realizar casi la misma distribución de las cosas necesarias para la vida que habría tenido lugar si la tierra hubiera estado repartida en porciones iguales entre todos sus habitantes, y entonces sin pretenderlo, sin saberlo, promueven el interés de la sociedad y aportan medios para la multiplicación de la especie" (Teoría de los sentimientos morales, parte IV, cap. I, pp. 184-185, para. 10). "En la medida en que todo individuo procura en lo posible invertir su capital en la actividad nacional y orientar esa actividad para que su producción alcance el máximo valor, todo individuo necesariamente trabaja para hacer que el ingreso anual de la sociedad sea el máximo posible. Es verdad que por regla general él no intenta promover el interés general ni sabe en qué medida lo está promoviendo. Al preferir dedicarse a la actividad nacional más que a la extranjera él sólo persigue su propia seguridad; y al orientar esa actividad para producir el máximo valor, él busca su propio beneficio; pero en este caso como en otros muchos, una mano invisible lo conduce a promover un objetivo que no entraba en sus propósitos. El que sea así no es necesariamente malo para la sociedad. Al perseguir su propio interés frecuentemente fomentará el de la sociedad mucho más eficazmente que si deliberadamente intentase fomentarlo" (La riqueza de las naciones, libro IV, cap. II, pp. 456-457, para. 9).
Generalmente, se acepta que tanto la teoría de la mano invisible como el laissez faire -expresión popularizada por el fisiócrata Jean-Claude Marie Vicent de Gournay en la década de 1750- representan los fundamentos ideológicos del liberalismo clásico, aunque esta última expresión no se menciona ni dogmática ni literalmente en ningún trabajo de Adam Smith (ni tampoco en los trabajos de otros economistas de la misma corriente, como David Ricardo o Thomas Malthus).
En su Teoría de los sentimientos morales (1759), Smith aduce que, contrariamente a lo asegurado por Thomas Hobbes, el egoísmo psicológico no constituye las bases de todo comportamiento humano, sino que esas se encuentran en el proceso de simpatía (o empatía), a través del cual un sujeto es capaz de ponerse en el lugar de otro, aun cuando no obtenga beneficio de ello. Lo anterior, junto a un egoísmo racional, llevaría indirectamente al bienestar general de las sociedades a través del proceso de una mano invisible. Posteriormente, en La riqueza de las naciones (1776), Smith profundiza o modifica esta lógica, indicando que dicho proceso se ve expresado a través de la competencia y de otros mecanismos que serían capaces por sí mismos de asignar con eficiencia y equidad tanto los recursos como el producto de la actividad económica. 
Esta aparente modificación o contradicción en la propuesta ha dado origen al llamado problema de Smith: “El "problema de Smith" es fruto de lecturas positivistas que no consideran el contexto general ni las interrelaciones existentes entre las distintas partes del programa de investigación smithiano. En realidad, se puede comprobar que existen muy importantes analogías entre la configuración social propuesta en la Teoría de los sentimientos morales y la armonía del mercado de la Riqueza de las naciones, hasta el punto de que forman parte de un mismo paradigma.​
La sugerencia de la mano invisible, como generalmente se la entiende, supone la acumulación de la problemática de la justicia social -independientemente de la acción al respecto por el Estado- solo en la política económica o, más específicamente, en la actividad económica por sí sola. Según esta visión, la mano invisible compensa las acciones y regula las conformaciones sociales.
Posteriormente, ya en pleno siglo XX el economista austríaco Friedrich von Hayek buscó reemplazar o complementar la sugerencia con la de un "orden espontáneo", que conduciría a "una asignación más eficiente de los recursos de la sociedad que cualquier diseño puede lograr.

Tema 2
OPINIÓN Y COMPRENSIÓN PERSONAL
Esta teoría que se basa en la importancia del interés propio por encima de un interés colectivo suena realmente a envidia, para una persona a la que se le inculcan los principios morales básico es obvio concluir que no esta nada bien pensar individualmente, si hacemos algo la idea es que esta sea funcional en un bien común, la mano invisible es mas lo contrario a esto, pues esta puede llegar a afectar quizás a los sectores mas bajos.
FUENTES BIBLIOGRÁFICAS




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